Hace un tiempo atrás tuve la fortuna de estar con un gran maestro y consejero espiritual que removió mis creencias y me ayudó a ver la vida con mayor pragmatismo y nitidez. Si has tenido la oportunidad de estar con un maestro espiritual sabes que es una experiencia indescriptiblemente aguda; su impacto tiene una mezcla de dolor, consciencia e inspiración. Con tan sólo una mirada o una palabra te atraviesa, te escanea y te desafía, no te deja espacio para la queja ni la duda, es como un corto circuito que te deja en blanco y sacude toda tu basura (tu “bullshit”) dejándote en el momento presente, donde no tienes más alternativa que ser el más puro y real Tú, aquí y ahora.
En aquella ocasión, este maestro dijo que la única conversación real acerca de la espiritualidad es aquella que trata acerca del desarrollo espiritual. Y esta conversación no es filosófica ni teórica, sino que se trata de tu realidad real; debe ser transformativa y movilizarte hacia los siguientes pasos a dar en tu crecimiento como persona. Así, hablar de los chakras, del amor, de la energía kundalini o de las formas de energía, no te hace espiritual y no te aporta más que con una entretenida charla acerca de ideas y filosofías. Esto no está mal ni está bien, sólo es lo que es: ideas, puntos de vista y opiniones.
Muchos creen que al hablar de espiritualidad están realmente cultivándola. Yo misma lo pensé alguna vez. Veo esto como una seductora y peligrosa trampa para el ego. Una espiritualidad verdadera no es aquella que lidia con ideas, fantasías, teorías o creencias, sino una que lidia con tu realidad real, que trata directamente con tu vida, con el modo en que estás viviéndola y con los siguientes pasos que te corresponde dar, te gusten o no. Y estos pasos son, frecuentemente, cosas muy concretas: buscar un trabajo, terminar o comenzar una relación, casarte, asumir una responsabilidad, hacer un sacrificio. Por tanto, la única espiritualidad real es aquella que se ve, siente y actúa real, es aquella que habla a través de tus actos y tu humanidad.
Nuevamente, no estoy diciendo que no puedas conversar acerca de estos temas o que esté bien o mal hacerlo, sólo estoy diciendo que, así como este escrito es sólo un escrito, conversar es precisamente eso: con-versar, mis versos con los tuyos, es intercambiar ideas acerca de la espiritualidad, a no ser que la conversación sea excepcionalmente transformativa y te movilice a tomar decisiones y acciones en tu vida. Entonces, las palabras se transforman en elecciones que realizas. Toda vez que realizas, te auto-realizas; toda vez que haces aquello que dices ser, lo representas y lo Eres, entonces estás ejerciendo una espiritualidad en tiempo real, en tiempo presente y no en ideas o proyecciones. Todo el resto es filosofía. Y la filosofía es muy interesante, pero no cambia tu vida; tus decisiones, sí.
Por lo tanto, si quieres ser feliz, lo mejor que puedes hacer es tomar decisiones, sean buenas o malas, ya que te enseñan, delinean tu camino y te redefinen. Tu espiritualidad sólo se vuelve real cuando cambias tu vida con tus acciones y te conviertes en un ser humano a la altura de tu destino; cuando te percatas hacia dónde está el incómodo crecimiento que no admite más opción que sacrificar tu ego por un propósito mayor y moverte hacia adelante. Tu destino es aquel lugar donde debes llegar en esta vida; está puesto allí, designado delante de ti, pero eres tú quien debe caminar a él para cumplirlo y completarlo.
“La fuerza del hombre no radica en lo que tiene. La fuerza del hombre radica en lo que puede dar. Sólo pueden dar aquellos quienes tienen la capacidad de utilizar el universo. Si el universo no está en tu mente, tu corazón no puede dar”. Yogi Bhajan
Cuando das pasos coherentes con tu crecimiento y tomas decisiones que te llevan a activar tu máxima capacidad, te mueves hacia tu desarrollo próximo avanzando hacia tu maduración. Pero ello requiere que enfrentes tu realidad real: aquello que te tocó y no aquello que te hubiese gustado y que no tuviste.
En la máxima capacidad de tu humanidad tienes la oportunidad de preguntarte ¿cómo hago lo mejor con lo que me tocó? ¿Cómo puedo ser lo mejor de lo mejor dentro de mi realidad? Entonces, aquello que te limita de pronto se expande a través de tu altura de miras o de tu consciencia; consciencia significando “Todo o totalidad auto-creativa”, por tanto, ser consciente quiere decir que te expandes para ver el Todo, la totalidad mayor de tu panorama, el rol auto-creativo que tú juegas en el entorno que te tocó y el impacto que puedes tener en el contexto mayor.
Esta interesante paradoja humana requiere que combines mayores niveles de abstracción con mayores cantidades de concreción.
Esta incómoda transición desde las ideas hacia tu vida real, donde debes atravesar tus dolores, miedos e inseguridades, te lleva hacia la más alta realización personal. Y es esta altura de miras la que te posiciona para vivir en Altitud para elevar con tu presencia los entornos y circunstancias donde te desenvuelves. Esto requiere que “seas el altar y no la alternativa”, como dice el maestro Yogi Bhajan; que seas un altar viviente inspirando desde lo más elevado de ti como única opción, cualquier otra alternativa es cualquier cosa que es sucedánea y no es lo mejor de ti.
En este sentido, para mí la espiritualidad más real es aquella que está plenamente encarnada en la realidad individual y colectiva, aquella que lidia con el corazón de la experiencia humana. Es aquella que trata acerca de las decisiones y cambios que construyen la vida, donde eres llamado a implicarte desde tu más alto Yo para servir a un más alto Nosotros. Ser espiritual en tiempo real es ser responsable y ser responsable significa que eres hábil para responder. Esto requiere coraje, pero es tremendamente ventajoso: no puedes cambiar la realidad que te tocó pero si cambias cómo respondes, si te conviertes en la respuesta a tus preguntas, cambias tu realidad. Es la agridulce e irrevocable paradoja de la vida que puedes usar a tu favor.
“Si decides vivir en tu excelencia, entonces debes tomar la responsabilidad del ser. Debes reconocer la capacidad de tu mente, conocerte a ti mismo y dirigir esa relación”. Yogi Bhajan
Cuando tú te elevas por sobre tus limitaciones, tu conversación interior puede tratarse acerca de la clase de persona que quieres ser y te quieres convertir y no acerca de cuán herido estás o lo difícil que es, como me enseñó mi maestro. Y entonces cambias, paso a paso, respiración a respiración. Cuando tus acciones reflejan esta altitud, elevas a quienes te rodean a través de tu presencia, tus decisiones y tus actos; estás encarnando el espíritu en la tierra y estás activamente co-creando una experiencia humana en su entereza y profundidad. Tal vez esta no es la única forma de espiritualidad, pero es, para mí, es la única espiritualidad real.
“¿Cual es el destino del hombre? El destino del hombre es unirse con el infinito. No sólo deberías saberlo, deberías experimentarlo. Experimentar en ti lo vasto del infinito es el objetivo de la vida humana”. Yogi Bhajan
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