Un fluir constante entre ambas energías, eso somos, eso nos conforma y eso nos transforma.
Un yin y un yang, un femenino y un masculino, interrelacionándose en nuestro interior todo el tiempo. Creando armonía.
Y en ese balance, nosotros morimos y renacemos mil y una veces.
Nos vamos desnudando.
Conociéndonos más puramente dentro de nosotros mismos.
Y, así, creando más intimidad dentro para crear una sana intimidad fuera, con nuestras parejas y nuestros seres amados. Siendo y floreciendo.
En esa unión interior, nos transformamos, nos expandimos, nos descubrimos y nos renovamos en todas nuestras relaciones.
Nos abrazo 🤎