¿Para qué estamos en este mundo? Pues para evolucionar nuestra alma a través de la experiencia humana. Venimos diseñados para aprender.
Con cada desafío, abrimos una puerta en el cosmos, un portal de sabiduría disponible directamente hacia nosotros… sólo si así lo elegimos.
Si crees que la vida te trata mal, no has entendido que vienes a aprender. Si crees que no tienes fuerza para salir adelante, no estás conectado con la fuerza del Espíritu y no has cambiado tu perspectiva acerca del problema.
Ábrete, proponte crecer. Aún cuando no entiendas por lo que estás pasando, háblale a tu alma, que todo lo sabe, para abrazar las lecciones que tu destino trae para ti.
Todos tus problemas, incluyendo aquellos que parecen venenosos, tienen un antídoto:
Lo traes dentro y se activa cuando cambias tu perspectiva y te abres a una nueva forma de ser y actuar en el mundo.
¿Te atreves? Toda la existencia está contigo.
Mira a tu alrededor con otros ojos y descúbrelo.
Bendiciones.