Bienaventurad@s son l@s viajer@s de la vida que caminan sin descanso, que avanzan con coraje hacia la profundidad de sus miedos, encontrando dulce refugio en la bondad del propio corazón.
Bienaventurad@s aquell@s que hallan reposo en los susurros del alma que, secretamente atada a la Divinidad, canta desde las aguas del Infinito acurrucando a los corazones y las mentes inquietas.
Bienaventurad@s l@s viajer@s de la vida que despiertan más profundo en cada paso, que caminan sobre la ruina transformando la desgracia en aliento divino.
Buena aventura consiguen los corazones nobles que con el alma despierta descifran los códigos de la vida para saltar cada vez más alto y volar en el inmenso cuerpo finito que nos ha sido concedido.
Agridulce son los pasos sagrados del camino, benditos son los pies empolvados que pisan su destino; sólo algunos consiguen transitar hallando gozo y dicha en el malestar más profundo, sólo aquellos que escuchan el silencio y la corriente sutil del infinito son liberados.
Bienaventurad@s los que abrazan la exquisita paradoja de la vida: aquéll@s, refinan su sensibilidad para volverse más ágiles, afinan su intuición para volverse más inteligentes y cincelan su propio ser para completarse.
Aquell@s que se atreven a vivir sus virtudes hallan la gracia más divina en la paradoja de la vida, volviéndose firmes y suaves a la vez, naciendo del pasado amargo y hacia el dulce futuro, con los pies en la tierra y la cabeza en los cielos.
Estos versos se derraman para ti esta noche deslizándose desde las estrellas para acariciar tu alma; estos versos cantan a la vida, tu vida, para junt@s recordar lo que somos y a lo que vinimos…