Kirinroop C. Israel
Déjame contarte un secreto. Encuesté a 70 personas acerca de su experiencia con salud holística y con el cambio y confirmé algunas intuiciones y descubrí otras que me sorprendieron. Lo más fascinante es que estos resultados me demostraron cómo cambiar nuestros paradigmas puede cambiar nuestra vida. Hacia el final de esta historia entenderás a qué me refiero.
Volvamos a la encuesta. Con el respecto al cambio en sus vidas, lo que más le cuesta al 66% de mis encuestados es dejar malos hábitos y mantener los buenos en el tiempo. ¡Cierto! Yo misma recuerdo haber ido donde nutricionistas cuyas dietas abandoné o kinesiólogos cuyos ejercicios nunca logré hacer por mi cuenta. Acudimos a muchas terapias que hacen las cosas por nosotros o que nos dicen QUÉ hacer y no conseguimos lo que buscábamos. ¿Qué buscábamos…?
Una pista: la mitad de los encuestados confesó no saber CÓMO cambiar por sí mism@,
necesitando de una guía o acompañamiento en el proceso,
y un tercio de ellos dijo que no sabía cómo o dónde buscar la información o tratamiento adecuado.
¿Quién nos enseña cómo?
No me mal interpretes, no se trata de deliberar si la medicina tradicional o alternativa es la correcta (a mi parecer, ambas son joyas), sino de dónde ponemos el foco. Si no sabemos guiar nuestro propio proceso de sanación, entonces no importa a quién acudamos o el tipo de tratamiento que tomemos, pues lo usaremos como aspirina o tendremos expectativas equivocadas. El motor del proceso eres TÚ. Pero, ¿Por qué no sabemos cómo sanarnos?
Escucha qué curioso es esto: Cuando pregunté en esa encuesta cuáles eran los cambios que más querían hacer hoy, dos tercios consideró que el nivel corporal era claramente el foco (alimentación, ejercicio, dolores, enfermedad), la mitad indicó querer enfocarse en el nivel mental (stress, ansiedad, aprender, informarse) y un tercio en el nivel emocional (equilibrio, sensibilidad, autoestima, depresión). Apenas un 21% de ellos desea enfocarse en el nivel espiritual (conectar con su alma, sanarse en un nivel más profundo, meditar) y un restante 17% en lo relacional (dejar, buscar o equilibrar relaciones).
Estos datos son obvios y sorprendentes a la vez: ¿Por qué comemos mal para luego hacer dietas? ¿Por qué descuidamos nuestro cuerpo para después ir donde alguien que nos diga qué hacer? ¿Por qué nos estresamos para después buscar a alguien que nos solucione el problema? ¿Por qué desarrollamos relaciones tóxicas o nos tratamos mal para luego ir a terapia a ser esuchad@s? Estamos mal enfocados.
Si hay un cambio que necesitas en tu vida, en algún momento ese hábito se gestó y se creó. ¿Te diste cuenta cuándo, cómo, por qué? Si la respuesta es no, tal vez bypasseaste (esquivaste) el nivel más descuidado: el espiritual. Creo que este es el mal hábito colectivo más potente que hemos creado.
Muchos autores vanguardistas concuerdan que
el nivel psico-espiritual ha sido el más menospreciado y mal cuidado en la cultura occidental.
Este dato es bien potente si consideramos que
en el nivel psico-espiritual se aloja y cultiva la relación contigo mism@ y tu alma.
La raíz del problema es que, precisamente, no tenemos raíz. Este es, precisamente, nuestro mayor punto ciego. Hablo de una raíz espiritual, algo mayor que nos sostiene en la vida. No somos seres humanos teniendo una experiencia espiritual, sino seres espirituales teniendo una experiencia humana, dice el Maestro Yogi Bhajan. Sin cultivar nuestra raíz espiritual, es difícil crear una vida humana como la que soñamos, deseamos y queremos, individual y colectivamente.
Es verdad, nos cuesta ser más humanos: ser felices, radiantes, saludables, equilibrados, compasivos, amorosos, conscientes…
Pero, si no hay relación con tu alma, ¿cómo vas a ser consciente de la vida que estás creando, aquí mismo, en este plano humano?
Una verdad agridulce que nos haría bien asumir es que nadie afuera va a solucionar por nosotros un problema dentro que tenemos dentro. ¿Por qué seguimos creando problemas y estilos de vida que nos hacen mal o que no queremos? Ha llegado nuestro tiempo: el de aprender a auto-sanarnos y construir un estilo de vida armonioso, feliz y saludable, desde adentro hacia afuera.
Cuando tenemos un desequilibrio persistente, necesitamos una nueva perspectiva para resultados diferentes: un nuevo paradigma para liderar nuestras vidas.
El nuevo paradigma de la humanidad entiende que el espíritu está en el cuerpo -no “allá” afuera; se trata de encarnar nuestros valores y virtudes espirituales para hacerlas visibles y prácticas en nuestras vidas. Esta danza de equilibrio entre cuerpo, emoción, mente y espíritu, recuperando las partes de nosotros mismos que hemos perdido u olvidado, es lo que llamo Sanación Holística.
La palabra sanación deriva del inglés Healing, cuyo origen significa “to become whole again”, en español: volverse completo otra vez.
El movimiento que nos toca hoy es de mirarnos hacia adentro para revisar nuestros agujeros y completarnos. Sólo desde la Fuente Interna es que podemos asentar raíces para afirmarnos en nuestra realidad espiritual y crear los frutos de una experiencia humana íntegra, liderando nuestras vidas desde adentro hacia afuera. Esto es lo que yo llamo Liderazgo Holístico; un liderazgo del SER COMPLETO.