Pasé años aprendiendo a amarme y entenderme a mí misma, a honrar quién soy y en qué creo sin pedir disculpas por ello.
Este proceso de despertar a la experiencia espiritual de ser mujer no siempre fue bien recibido por los demás. Sin embargo, también he visto cómo este proceso de desarrollo ha impulsado la transformación y el crecimiento de otros, tanto en mujeres como en hombres.
Si bien reconozco que estas palabras reflejan principalmente mi propia perspectiva, también reflejan lo que he presenciado en otras mujeres y hombres que han despertado a la experiencia de amar y ser amados. Para este propósito, comparto humildemente mi experiencia como mujer que despierta. Honrándonos a todos en el ritmo único de nuestras almas, ofrezco estas palabras como dulces oraciones para la transformación:
Una mujer despierta puede llevarte a tu destino más elevado, porque ella conoce la majestad de todo su ser.
Las personas pueden sentirse profundamente intimidadas por ella, porque ella conoce la profundidad de su alma y, por lo tanto, no tiene miedo de profundizar en su núcleo, en el corazón de los problemas a medida que surgen. Ella enfrenta la calamidad con calma en su mente, destilando sus emociones y con madurez en su actuar.
Una mujer con tal claridad no aceptará una mentira, ella simplemente sonreirá a tu dualidad y te enfrentará, incluso en silencio. Su amor y sabiduría te provocará a expresar tu propia verdad.
Una mujer con tal compasión sostendrá tu corazón como lo haría con un niño, sin dejar de tratarte como un hombre. Ella conoce las formas del amor, ya que ha aprendido a acariciar y acunar su propio ser. Ella no depende de ti; se ama para amar.
Una mujer de corazón fuerte te desafiará a mantenerte en sintonía con tu presente. Si confías en su intuición y su sabiduría, ella reflejará lo mejor de ti, como la luna al sol.
Puedes intentar engañarla, pero ella siempre estará delante de ti, ¡no para competir! sino para encontrarse contigo de corazón a corazón y elevarte. Con gracia, ella te tomará de la mano y caminará contigo en la oscuridad guiando el camino hacia los tesoros internos del ser.
Te sorprenderá su confianza. Ella seguirá su propia luz e iluminará el camino, que es tu salida.
Ella es una buscadora, una amante, una guardiana. Alguien con quien quedarse.
Es imparable porque fluye suave y penetrante como el agua.
Si la honras, ella te mantendrá nutrido. Si la lastimas, tu tontería será reflejada de vuelta hacia ti, congelando tu corazón y evaporando la confianza que un día fue depositada en ti. Esto no nace de la venganza, tampoco busca comandarte; esta es la naturaleza de la energía femenina, que espejea la confianza y el cuidado que se le brinda.
A veces, ella servirá como lupa: realzando o constriñendo, expandiendo o limitando. Últimamente, ella refleja lo que se da. La belleza está en los ojos del que mira.
Para amar a una mujer despierta, tendrás que soltar. Rendirte. Esto no significa que debes abandonar quién eres, sino dejar ir tu ego, tus hábitos, tus heridas… Bajo el calor de su Ser, te derretirás como la miel bajo un cielo azul.
Sus formas son sutiles y duras, simples y complejas, dulces y amargas, suaves y firmes. ¿Puedes reconocer la paradoja de su esencia? Ella mengua y crece como la luna, ajustándose constantemente a las fases siempre cambiantes de la vida.
Si no comprendes esto, aprende a sostenerla. Apóyala y serás testigo de cómo tu solidez y firmeza la hacen florecer, al mismo tiempo que ella te apoya a ti, ayudándote a alcanzar tu potencial más elevado.
Ella es un espejo, una guerrera, una santa.
Ella estará a tu lado, mejorando tu relación contigo mismo, ayudándote a nutrir tu propia valía. Como un misterio, ella abrirá puertas a lo desconocido, animándote a crecer en tu fe. Encontrarás en tus meditaciones más profundas e íntimas, que ella te recuerda al Espíritu. Ella está allí para bendecirte, como tú estás allí para bendecirla desde tu propio ser despierto.
Si amas a una mujer despierta, el viaje de la vida será como una suave caricia. Te encontrarás dudando menos a medida que te vuelvas estable, tranquilo, paciente y sabio. La estabilidad e integridad de un hombre despierto sirve como una bendición para ella, como un beso de Lo Divino.
Con el tiempo, su intuición les revelará naturalmente cuándo guardar silencio y cuándo hablar. Ascenderán con la comprensión de que el compromiso es un estado del ser, como una luz de recuerdo cada vez que se sienten perdidos.
Una mujer despierta y un hombre despierto saben que la experiencia más suprema del amor es sentirse completo en el propio ser. Solo desde esta totalidad es posible sacrificarse, no esperar nada a cambio y compartir su ser solo por la dicha de dar.
Ama a una mujer despierta y encontrarás que no hay barreras reales para cambiar, solo el dulce dolor de la transformación que, inadvertidamente, convierte el carbón en diamante.
Una mujer despierta te impulsará hacia la libertad y, paradójicamente, podrías encontrarte, luego de un largo y desafiante día, buscando un ancla y anhelando ir a “casa”.
Una mujer despierta es un llamado perpetuo a despertar. Su luz encenderá tu ser, su compasión acunará tus miedos y su amor será un regalo del Universo.
¿Estás listo para amar a una mujer despierta?
Y tú, ¿estás lista para ser una mujer despierta?
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Kirinroop Carolina Israel.
Texto traducido y adaptado del original en inglés “For Those Who Love (Being) an Awakened Woman” disponible en la web de Elephant Journal
https://www.elephantjournal.com/2016/10/for-those-who-love-being-an-awakened-woman/