A propósito del curso experiencial online de autoliderazgo femenino (revísalo aquí) que vamos a realizar la próxima semana con Gurudevta de @basantikundaliniyoga , estuve reflexionando acerca de mis roles y experiencia como mujer.
De niña experimenté lo que creo que casi toda mujer ha vivido: inseguridad y desconformidad con respecto a mi cuerpo, mi forma de ser, con baja autoestima.
Me sentía desconectada de la mayoría de las mujeres; parecíamos sentirnos amenazadas las una de las otras en un entorno crítico y amenazante.
En el camino de sanación y evolución personal, entendí el propósito de estos desafíos. Años más tarde, fui encontrando la medicina de la conexión espiritual de una mujer, rescatando saberes ancestrales y recordando nuestra verdadera naturaleza.
Cuando tú evolucionas, tus entornos son impactados y produce un efecto mariposa que puede reflejarse hasta años después.
Como mujer, esta evolución impacta tu linaje; siete generaciones hacia atrás y siete generaciones hacia adelante. La mujer es un canal de luz; almas encarnan a través de ella.
El ADN espiritual se refleja en lo físico: cómo una mujer vive su vida, toma sus decisiones, impacta en su elección de pareja, en sus hijos, en sus proyectos. La profundidad de la seguridad en una mujer, su amor propio, su comunicación, afectan a todo lo que hace y lo que toca con su presencia. La mujer educa sus entornos.
Cuando elegí despertar a ser Mujer, tuve que reconocer todas aquellas heridas, mandatos y limitaciones de mi linaje femenino.
Mi misión no era cambiarlas a ellas, sino a mí; elegir ser esa mujer que conecta, que empatiza, que desafía, que influencia, que sirve, que eleva a otras mujeres.
Así comencé a facilitar círculos de mujeres en Chile y EEUU, y encontré que muchas tenían cosas en común: desconfianza, traumas, heridas, envidia. Muy prontamente afloraron mujeres en todo el mundo con el mismo propósito de cambiar este ADN espiritual, esta herencia antigua de competir o temer a otras mujeres.
Hoy, estamos reemplazando este pasado karmático por un presente y futuro acogedor y compasivo, donde las mujeres definimos quiénes somos, nos hermanamos con otras mujeres, nos apoyamos, nos defendemos, nos elevamos y servimos mutuamente.
Queda trabajo por hacer. Cada mujer que despierta y se seguriza, está enraizando su luz en la tierra e impactando su vida y la de quienes la rodean, criando personas y cultivando entornos basados en valores y virtudes y no en miedos ni traumas.
El maestro Yogi Bhajan dice que la encarnación más alta es la de ser mujer; tiene sentido, la crianza de la humanidad está en nuestro destino.
Ámate, desafíate, auto-confírmate, cultívate, cuídate. Hazlo por ti. Hazlo por la humanidad. Toda la tribu de mujeres te acompaña.
Con amor, Kirinroop